El Casino Crockfords da su versión de los hechos ante la demanda de Phil Ivey | |
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La pasada semana pudimos conocer que el conocido Pro Phil Ivey, tras visitar el Casino Crockfords de Londres a finales del pasado año, y donde ganó nueve millones de libras de las cuales cerca de ocho millones fueron retenidas, había demandado al Casino por no pagarle los beneficios obtenidos en todo este tiempo.
El propio Casino afirmó que el jugador ya estaba al corriente de la decisión tomada por estos, y que elaborarían una respuesta a la demanda lo antes posible. La respuesta ha llegado, y según el Crockfords, Phil Ivey habría procedido de forma irregular mientras jugaba al Baccarat, beneficiándose de un error de diseño en la baraja del Casino.
Según el Casino, Ivey y su compañera asiática, tomaron ventaja de esta situación, y tras perder 500.000 libras, Ivey solicitó incrementar el límite por mano a 150.000 libras, a lo que aceptó el Casino, y una vez descubierto el fallo en el dibujo de las cartas, habrían conseguido ganar a la banca los nueve millones.
El error en las cartas era el siguiente: El dibujo en la parte trasera era un patrón asimétrico, rombos, los cuales intercalaban colores. En una baraja estándar, el patrón es continuo y simétrico, y el dibujo comienza de la misma manera que acaba, de modo que aunque se giren 180 grados, el dibujo es el mismo y es imposible apreciar ningún cambio.
En las cartas defectuosas sin embargo, el corte del dibujo está mal hecho, lo que significa que el dibujo es diferente en la parte superior del naipe, al que hay en la inferior, por lo que se puede identificar la carta con este error.
Este error suele pasar desapercibido para los aficionados, pero los jugadores Profesionales no dejan pasar una, y pueden tener una información extra sobre las cartas de la banca o las que están por llegar gracias a ello. Según esto, el Casino ha afirmado que Ivey, dándose cuenta de ello durante la partida o conociéndolo de antemano, subió las apuestas para poder sacar el máximo beneficio posible.
Además, la mujer asiática que lo acompañaba, habría sido la primera en darse cuenta, pidiendo al crupier que cuando le pusieran sus cartas, lo hiciera dando un giro de 180º, comentando que era por supersticiones. La compañera de Ivey, viendo nueves, ochos, sietes y seises, las cartas más valiosas en este juego, realizaría su petición de girarlas, de modo que cuando el crupier las volvía a recoger, y eran repartidas de nuevo con el tiempo, estaban giradas y el dibujo era diferente a las del resto, dando la ventaja que alega el Casino al jugador, una técnica que además es bastante recurrente, y que es conocida con el nombre de “playing de turn”.
La pregunta ahora es cómo un Casino como el Crockfords, con una historia de nada menos que 184 años a sus espaldas y uno de los más famosos de toda Inglaterra, puede llegar a dejar pasar en las mesas de High Stakes una baraja defectuosa sin que esta haya pasado las medidas pertinentes para su uso.
¿Habrá contra por parte de Ivey? ¿Podría ser demostrado esto en un juicio? El culebrón continúa, y mientras tanto el Casino “guarda” los 7.8 millones de Ivey en sus arcas.
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