Cuestión de Mindset | |
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![]() La manera cómo pensamos tiene influencia en cómo nos comportamos. Del mismo modo nuestro enfoque y actitud frente al Póquer, influye en nuestro comportamiento en las mesas. Siguiendo esta deducción, si queremos jugar un Póquer óptimo (al menos el mejor que cada uno podemos desarrollar) nuestro estado mental deberá también ser óptimo. Y jugar un Póquer impoluto implica, además de tomar las decisiones correctas todo el tiempo, tener las reacciones más acordes a nuestro nivel de profesionalidad. Me gusta fijarme en las reacciones de los jugadores cuando están en la mesa involucrados en una mano, es un gran indicador de su mentalidad en el Póquer, un reflejo bastante fiel de cómo entienden este juego, de cómo enfocan esta actividad. Sobre todo si nos fijamos en su actitud cuando pierden grandes botes. Perder no es agradable, la misma connotación de la palabra es negativa y nos produce –lo miremos por donde lo miremos – emociones adversas. Nuestra misión como jugador debería ser lograr entender la pérdida como algo circunstancial. Me explico, es importante saber si hemos cometido o no un error, pero independientemente de ello siempre habrá situaciones en las que tengamos un encontronazo, coolers inevitables que acaban en… ¿tragedia? perdiendo nuestro stack al completo. Es ahí donde podemos clasificar a los jugadores según su mentalidad y su grado de evolución en el Póquer. De hecho en inglés existe el término “mind set” que es mucho más propicio, os recomiendo a los que os interese este tema que os compréis The Poker Mindset de Tylor y Hilger’s. Como el título indica, el libro se centra primordialmente en la psicología del Póquer, y desarrolla un brillante trabajo a la hora de tratar algunos de los retos mentales a los que uno se enfrenta en la mesa de Póquer. Lo mejor de todo es que el libro, además de estar muy bien escrito y organizado se caracteriza por ser de una naturaleza práctica que resulta muy útil, planteando maneras de reaccionar como respuesta a diversos escenarios comunes en el Póquer (aversión al riesgo, tilt, bad beats, malas rachas, manejo del bank…) en vez de debatir estas situaciones en abstracto. Cuando hablamos de la “Mentalidad” en el Póquer no siempre tenemos claro a qué nos referimos, pero de alguna manera nos hemos acabado creyendo a fuerza de oírlo tanto, que desarrollar una particular manera de pensar puede ayudarnos a afrontar todos los factores estresantes derivados del Póquer. Para ello es necesario entender la relación entre la suerte y la habilidad en el Póquer. Los dos son parte del juego, y esto es la realidad. Así pues el enfoque poqueril adecuado sería aquel que entiende u acepta la realidad, y a partir de ahí uno puede tomar decisiones fundamentadas en lo que realmente está pasando cuando uno juega a Póquer. Así que volviendo al tema de perder grandes botes, debemos ser capaces de sobrellevarlos sin más, no de aprender a encajar esta parte de nuestra realidad cada vez mejor a medida que llevamos más tiempo en esto. Si nos tomamos un rato en analizar cómo reaccionamos internamente cuando perdemos un gran bote, vemos que existen diferentes “fases” por las que pasamos cuando esto ocurre. El “viaje” a través de estas etapas no es lineal, y en general cada reacción debería representar una mejor respuesta que nuestro comportamiento anterior, puesto que nuestro objetivo es ir mejorando como jugador y eso también implica entender la realidad de la actividad a la que dedicamos nuestro tiempo y desarrollar una mejor actitud frente a ella. Las fases: De esta manera podemos observar que cuando empezamos a jugar la primera fase cuando perdemos grandes botes es la rabia. Nos centramos en el dinero que hemos perdido, e intentamos culpar a alguien, generalmente nuestro oponente. Algunos jugadores que juegan en vivo, a veces incluso convierten al crupier en el objetivo de sus críticas. A pesar de que este comportamiento es más frecuente en los aquellos que se están iniciando, todos conocemos ejemplos de jugadores experimentados que siguen tendiendo a culpar de sus desgracias a elementos externos. ![]() La segunda etapa en nuestro viaje como jugadores es la frustración. Aquí nos machacamos la cabeza con miles de pensamientos “y si…”. Claro. Y si no hubiera salido el color, y si se hubiera doblado carta, y si hubiera ido all in en el flop sin dejarle ver el turn…. Como en la primera fase, aquí el jugador sigue mirando al pasado sin lograr avanzar mentalmente a la siguiente mano. Si seguimos evolucionando llegaremos a una fase en la que reina la aceptación. El jugador ha aprendido a poner los resultados a corto plazo en perspectiva y subsecuentemente puede jugar sin que le afecte haber perdido un gran bote. Estos jugadores aún pueden reaccionar emocionalmente y sentirse mal a la hora de perder un gran bote, pero no se encallan en este hecho de manera que no puedan seguir avanzando. La cuarta y última fase, y aquella a la que muy pocos jugadores llegan es la indiferencia. Aquí el jugador tiene tal autocontrol que puede evitar los sentimientos de rabia, frustración e incluso aceptación de la mano, y por el contrario es capaz de mantenerse centrado únicamente en cómo jugaron sus oponentes y en qué puede aprender de la mano. Consecuentemente este jugador logra un equilibrio muy deseable entre mirar atrás y adelante, usando el pasado para informar al futuro. Debería existir una relación directa en nuestro nivel de desarrollo como jugador y la fase en la que nos encontramos, pero esto no siempre es así. De hecho, conozco muchos jugadores profesionales brillantes, que obviamente aceptan las pérdidas como parte de esta actividad, pero pocos, muy muy poquitos, logran sentir indiferencia cuando un gran bote se les escapa de las manos frente a sus narices. ![]() Si estoy jugando particularmente bien, puedo alcanzar la fase de la aceptación e incluso rozar la indiferencia aunque sinceramente aún no logro desvincularme al 100% emocionalmente de estas pérdidas. Bajo mi punto de vista el simple reconocimiento y ser consciente de que existen diferentes variedades de reacción cuando perdemos grandes botes, puede resultar muy útil en las mesas. Ahora bien… el trabajo empieza con la introspección: ¿En qué fase estás tú? |