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La zona
                                           

Leo Margets

La zona

Posiblemente este sea un concepto desconocido para muchos jugadores de Pó­quer, no tanto si habéis sido deportistas, y seguro que bastante familiar para aquellos que hayáis tenido una aproximación al de­porte de manera más profesional.

Preguntad a cualquier atleta de elite so­bre la importancia e influencia de su esta­do de ánimo en su rendimiento y la respuesta será siempre un indudable “¡!”. En los niveles más altos de competición, el estado mental es el factor crucial que mar­ca la diferencia entre ser ganador o perde­dor. En un estado mental óptimo, tareas complejas parecen poder cumplirse fácil­mente, y el tiempo puede o bien detenerse o acelerarse puesto que el rendimiento es­tá completamente inmerso en lo que la per­sona está haciendo.

Los entrenadores y psicólogos deporti­vos a menudo se refieren a este estado men­tal óptimo como “La zona”. Muchos atletas sólo consiguen el rendimiento en la zona unas pocas veces durante sus carreras, sin embargo, con entrenamiento sistemático, podríamos llegar a entrar en la zona casi a voluntad.

Supongo que ya veis un poco por donde voy… para los jugadores de Póquer, también existe este estado mental óptimo en el que nos sumergimos en una “zona”, en la que las decisiones parecen fluir y nos sentimos extremadamente lúcidos y concentrados. Sin embargo mucha gente no se toma esto suficientemente en serio, y ni siquiera ad­mite la posibilidad de que aquellos que lo­gremos entrar, podemos jugar con ventaja.

La primera persona del mundillo con la que hablé de esto fue con “May”, el año pa­sado en Las Vegas, a raíz de mi resultado en las WSOP 2009 cuando le expliqué que había sido rarísimo porque a pesar de los nervios, de estar “sufriendo”, de tener in­cluso miedo y agitación, estaba tan inmer­sa en lo que hacía que logré no mirar nunca más allá de lo que sucedía en ese mismí­simo momento, estaba en una especie de burbuja en la que aunque no perdí nunca consciencia de mi misma ni oía ruido, ni existía nada más que mis rivales, el con­texto, y yo.

Me encantó cuando después de sentirme medio bicho raro al contarle esto, ella me di­jo que le pasó algo muy similar cuando se llevó la Gran Final del campeonato de Espa­ña en 2007. Supongo que para poder alcan­zar este estado mental, para poder entrar en la zona, se requieren ciertas condiciones, siendo posiblemente la más importante el nivel de motivación.

Y es que creo que existe una zona óptima de ansiedad en la que rendimos al máximo. Si la ansiedad rebasa o no llega a ese nivel, el rendimiento invariablemente disminui­rá. Podemos casi llegar a concluir que se pue­den establecer unos niveles adecuados de
ansiedad mental y física para que el rendi­miento máximo tenga lugar.
A continuación voy a nombrar algunas de las técnicas que a mí personalmente me ayudan a entrar en ese estado de “conexión”.

Focus
Céntrate. Es un mecanismo de control, en el Póquer hay muchas interrupciones y es fácil perder el hilo por un despiste, por falta de concentración o por los efectos de la sobreexcitación por la tensión que esta­mos viviendo en ciertos momentos. ¡Por eso es importante ser consciente de la necesi­dad de no salir mentalmente de la partida jamás!

Aparca errores
A veces cometer un error tonto o frus­trarte por una jugada que no te sale puede conllevar una pérdida de concentración o el entrar en tilt. Para poder volver a ganar ese estado en el que fluimos después de un error tenemos que aprender a aislar esos errores y sacarlos rápidamente de nuestra mente pa­ra que no influyan en futuras decisiones ni incidan en nuestro estado de ánimo recon­comiéndonos por dentro y haciéndonos ju­gar peor.

Perder la consciencia de uno mismo
Es común en muchos deportistas sentirse distraídos por la presencia de espectadores, árbitro o gente que desarrolla su función en el mismo área de competición. El Póquer no es di­ferente ya que a menudo tenemos que jugar tor­neos multitudinarios compartiendo espacio con cientos o miles de jugadores, directores, cama­reros y en muchas ocasiones un gran público.

El ruido y el movimiento alrededor nues­tro obviamente no ayuda a la concentración, por eso yo muchas veces me pongo los cascos in­cluso sin música, sólo porque de alguna ma­nera me ayudan también a aislarme de todo el jaleo y estar más centrada en lo que ocurre en mi mesa y en analizar a mis oponentes, ¡¡hacen la misma función que las anteojeras de los ca­ballos de guerra!!

Pero no es sólo el ruido lo que distrae, tener espectadores a veces genera mucha ansiedad. Si bien hay deportistas que se crecen con la pre­sión de sentirse observados o evaluados, a mu­chos otros les supera. Del mismo modo, todos bromeamos a veces de los efectos que tiene la TV table en muchos jugadores, es precisamen­te el hecho de saber que tu juego está siendo analizando y juzgado lo que en ocasiones pro­voca cambios en el estilo de cada uno, muchas veces cambios a peor, o una tendencia a tomar riesgos absurdos, decisiones surgidas por una falsa necesidad de impresionar.

Rutina pre-torneo
Tener una rutina que sea estándar pero también suficientemente flexible como para ajustarse a las diferentes condiciones de la competición ayuda a que nos sintamos en con­trol y con confianza. Si bien entre los depor­tistas este es un hábito muy común, solo algunos jugadores de Póquer lo tienen. Co­nozco a atletas que empiezan su rutina in­cluso dos días antes de la competición, y no me refiero solo a cambiar la dieta o las horas de sueño, sino a repetir rituales casi absur­dos, que sin embargo, les ayudan a ganar esa sensación de control que tan importante es cuando compites.

En mi caso, tengo alguna rutinilla, me gus­ta hacer ejercicio antes de jugar largas horas, pero no me vuelvo loca si no puedo hacerlo, por­que de hecho muchas veces no resulta nada prác­tico, y lo que uno debe evitar a toda costa es obsesionarse con una rutina y considerarla 100% imprescindible. Algo que sin embargo, siempre intento hacer y además resulta de lo más cómo­do, es pasar los tres minutos antes de sentarme en la mesa para empezar un torneo sola y escu­chando música. Intento en este ratito dejar de pensar en mis movidas y simplemente fluir, de­jar atrás todos los pensamientos que me afectan para bien o para mal y ponerme en modo-Póquer. De hecho cada vez logro con más facilidad ese estado de desconexión del mundo y de los pro­blemas y ¡es una sensación super agradable de evasión!

                                

¡El poder del sonido!
La música tiene la habilidad de inspirar, motivar y relajar. Así que escoger la adecua­da dependerá de lo que desees obtener de la experiencia de escuchar. Del mismo modo, tie­ne el poder de emocionar en exceso o sugerir sentimientos que no deberíamos evocar en un momento de concentración. Precisamente por esa capacidad de generar estados de ánimo deberíamos ir con mucho ojo a la hora de se­leccionar canciones para nuestro ipod en un día de torneo.

Personalmente suelo escuchar siempre chill out o música clásica. Ya lo hacía en épo­ca de exámenes cuando iba a la uni, el hilo musical me ayuda a permanecer concentra­da en aquello que esté haciendo en ese mo­mento, y me vuelvo impermeable a todo lo demás.
Estas “técnicas” no son más que algunos de los mecanismos que utilizo para ir un poquito más motivada y preparada a un torneo, lamentablemente no existe la pócima mágica que garantice resultados, y menos en el Pó­quer donde por muy preparado que vayas in­cluso el mejor de los mejores no depende sólo de su habilidad. Pero precisamente por eso, porque en el corto plazo la habilidad no siempre se ve recompensada ¡debemos hacer todo lo que esté en nuestra ma­no para jugar lo mejor posible y po­tenciar las condiciones favorables!

 
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