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La verdad detrás del farol

                                         
Leo Margets

La verdad detrás del farol

Farolear es una parte vital del Pó­quer, lo sabemos. Pero quizás lo que mu­chos no sepáis es la verdadera razón por la que se farolea, por la que es necesario in­troducir el farol en nuestro juego para con­seguir una estrategia no explotable. La respuesta se explica mediante la Teoría de Juegos (en esta ocasión no voy a adentrarme profundamente en la Teoría de Juegos de Nash, pero prometo hacer muy pronto un artículo exclusivamente dedicado a có­mo existen miles de aplicaciones de Teoría de Juegos en el Póquer ya que considero que es una parte estratégica fundamental).

Imagina, por ejemplo, que nunca faro­learas de manera que sólo apuestas cuan­do crees que llevas la mejor mano. Sería cuestión de tiempo que tus oponentes se dieran cuenta de tu modus operandi y aca­barían por nunca pagar tus apuestas. 
Pero si tu oponente nunca paga tus apuestas podrías apostar sin riesgo cada vez y ganar todos los botes. Sin embargo, si apostases constantemente tu rival empe­zaría a pagar tus apuestas cada vez que te tuviera vencido. En algún lugar entre es­tos dos extremos existe una frecuencia de farol que te da la mejor estrategia. 

Aquí es donde entre en juego la Teoría de Juegos y la frecuencia óptima de faroleo. A veces, hay situaciones en las que una es­trategia consistente fracasará irremedia­blemente, y sin embargo, otra aleatoria al azar, o una estrategia mixta será más vá­lida. Suena irracional, pero es cierto. An­tes de entrar al grano quiero hacer un par de distinciones… 

Estrategias Óptimas vs Estrategías “explotadoras”: 
Hay dos tipos de estrategias usadas en el Póquer. En las estrategias óptimas, se asume que el rival es fuerte y se sabe adap­tar. Estas estrategias se evalúan basándonos en cómo de bien nos sirven aplicadas contra un rival óptimo. Las estrategias ex­plotadoras están diseñadas para explotar al máximo a un oponente débil. Por ejemplo si estás jugando contra un rival que nunca pa­ga sin las nuts, la mejor manera de ganar dinero de él es farolear cada vez (una es­trategia diseñada para explotar su debili­dad) en vez de usar una estrategia óptima. La estrategia de faroleo que voy a explicar es una estrategia óptima que funcionará in­cluso si tu rival sabe que las estás usando. 

Un ejemplo en el que apostar aleatoriamente resulta óptimo: 
Imagina que estás jugando un tipo de Pó­quer en el que cada jugador recibe 5 cartas, las primeras cuatro cartas se reparten des­tapadas, y la quinta boca abajo. Cada vez que una nueva carta se reparte, cada juga­dor puede apostar o subir la apuesta una sola vez. En este juego, tu oponente y tú aca­báis de recibir vuestra últimas cartas, hay 40 en el bote y él apuesta 10, que es la can­tidad máxima que puede apostar.

Mano de tu rival: 5(t)5(p)9(d)3(t)¿?
Tu mano: T(p)J(p)K(d)Q(c)¿?

                                             

Hay ocho cartas sobre la mesa, tu última carta, que tu oponente no ha visto, es una de las 44 restantes de la baraja. De estas, cual­quier Rey, Reina, Jota o Diez, te daría una pareja mayor que los treses de tu rival, y cualquier As o Nueve te daría escalera. En resumen, de las 44 cartas, 20 te darían una mano ganadora y 24 una perdedora. Sin em­bargo, tú puedes si usas una estrategia óp­tima de faroleo puedes cambiar las tuercas y estar en una situación de ventaja. Consi­dera estos tres casos: 

Si nunca faroleas: 
En 24 ocasiones de 44 tendrás la ma­no más débil y foldearás. En los otros 20 apostarás 10. Tu oponente, que es un ju­gador sólido, habrá visto que nunca faroleas y se tirará ante tu apuesta. Así que ganarás el bote de 40 en 20 juegos de 44 totales. Pe­ro puesto que la mitad del dinero en el bo­te era tuyo de entrada tus ganancias reales serán: 20 x 20 = 400. Por otra parte las 24 veces que foldeas perderás 20x44= 480. De esta manera a la larga acabarás perdien­do $80 cada 44 veces que juegues así. 

Si siempre faroleas: 
En 20 partidas de 44 tendrás la mejor mano y apostarás 10. Tú oponente habrá pillado que eres un farolero por lo que te pagará así que ganarás los 40 del bote más los 10 después que él pague tu apues­ta. Pero la mitad del bote ya te pertenecía así que lo que realmente ganarás son 30x20 =600. 
Las otras 24 veces que llevas peor ma­no y faroleas pierdes tus 20 del bote más la última apuesta de 10, es decir 30x24 = 720. A la larga con esta estrategia perderás 120 cada 44 veces. 

Si usas la Teoría de Juegos para farolear con la frecuencia óptima: 
Es posible usar las pot odds de tu oponente para determinar cuán a menudo farolear. En este caso si apuestas siempre en las 20 oca­siones en las que llevas una mano ganadora más cuatro veces cuando lleves la peor ma­no, tendrás ventaja. Realmente no importa có­mo o con qué cartas decidas farolear mientras sea aleatorio (al menos a ojos de tu rival). Así que apostando en tus 20 manos ganadoras más 4 perdedoras, a menos que tengas tells o que tu rival pueda averiguar de algún mo­do tu esquema para farolear, no existe es­trategia alguna que él pueda usar que le otorgue ventaja. 

Tu rival foldea cuando apuestas: 
Apuestas tus 20 manos ganadoras más 4 de las perdedoras, tu oponente foldea cada vez así que ganarás los 20 del bote 24 veces lo que suma un total de 480. Foldeas el resto de las 20 manos en las que tu última carta no te daba la mano ganadora, perdiendo 20 x 20 = 400. A la larga con esta estrategia ganarás 80 cada 44 veces que se presente esta situación an­te un rival que foldea. 

Tu rival paga cuando apuestas:
Apuestas tus 20 manos ganadoras más 4 de las perdedoras como antes. Tu oponente te paga cada vez, así que en las que vas por delante ganas los 20 que puso en el bote más los 10 del call, o sea 30x20 = 600. En las otras cuatro manos en las que faroleas pier­des 30x4 = 120. En las otras 20 manos que foldeas pierdes 20x20 = 400. De esta ma­nera, a la larga, ganarás 80 cada 44 veces que juegues con un pagón! ;)

Aunque se trata de un ejemplo bastante simple, creo que demuestra perfectamente la verdadera razón de ser del farol, y deja cla­ro que no debemos infravalorar las matemá­ticas, eh! Usando la Teoría de Juegos es posible construir una estrategia mixta que ganará en situaciones en las que una estrategia apa­rentemente más consistente fracasaría.
 
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